lunes, 20 de febrero de 2017

PEBAU: LA NUEVA SELECTIVIDAD

Reunión de profesores. Aula María Zambrano. 10 febrero 2017
El examen de la prueba de acceso a la Universidad consistirá en seis preguntas en torno a algún fragmento de dos de los textos (a elegir uno) que se indican más abajo.

Las cuestiones abarcarán los distintos periodos en que aparece dividida, según la Orden de 22 de diciembre, la Historia de la Filosofía. Tratarán de asegurar la comprensión y el análisis argumentativo de las ideas que aparecen en el texto y relacionarán el autor y la temática del texto, con el contexto filosófico - cultural en el que se desenvolvieron, con una posición filosófica del mundo contemporáneo y con la actualidad.

Por último, la prueba contendrá una pregunta semiabierta que confirmará la comprensión de alguna idea básica de alguno de los autores de referencia de una de las épocas históricas.

Los textos de los que se seleccionarán los párrafos para el examen son los siguientes:

Bloque I
- Platón, República, Libro VII, 514a1-517c1, (Trad. C. Eggers Lan). Madrid: Gredos, 1992
- Descartes, R. Discurso del Método. Parte II (selección) y Parte IV (Trad. Guillermo Quintás Alonso). Madrid: Alfaguara, 1981, pp. 14-18, 24-30.

Bloque II
- Tomás de Aquino, Suma Teológica, I-II, cuestión 94, art.2. Madrid: BAC, 1989, pp. 731-733.
- Kant, I. “Contestación a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración?” En ¿Qué es la Ilustración?, pp 83 – 93. Madrid, Alianza Editorial, 2004, (Edición de R. R. Aramayo), pp. 83-93.

La prueba contendrá dos textos, uno de cada uno de los dos bloques reseñados. El estudiante deberá responder a las cuestiones siguientes:

1. Descripción del contexto filosófico-cultural que influye en el autor del texto.
2. Identificación y explicación del contenido del texto.
3. Justificación del texto desde la posición filosófica del autor.
4. Relación del tema o el autor del texto elegido con una posición filosófica de la época contemporánea.
5. Valoración razonada de la actualidad de las ideas contenidas en el texto o del pensamiento del autor.

6. Completar la/s frase/s que recoge propuestas básicas de un autor central del periodo histórico no comprendido con anterioridad.

miércoles, 8 de mayo de 2013

ORTEGA, VISIÓN COMPARATIVA


RELACIÓN CON EL RACIONALISMO DE DESCARTES

La realidad (ontología). Para Descartes la única existencia cierta es lo percibido con certeza por la razón. Una realidad que es idéntica y la misma para todos los sujetos que apliquen correctamente el método.
Ortega lo critica porque es un mundo ultravital y extrahistórico, ya que en Descartes nada material y sensible que tenga vinculación con la vida y con la historia es real.
Tal realidad racionalista no es perspectivista ni histórica; es absoluta.
Frente a Descartes Ortega propone una realidad perspectivista: “La perspectiva es uno de los componentes de la realidad. Lejos de ser su deformación, es su organización.”

El conocimiento (epistemología).  Para Descartes es verdadero lo que la razón perciba con claridad y distinción. La razón que alcanza la claridad y distinción es una razón separada y sin ningún contacto con el cuerpo: La sustancia pensante. Para Descartes precisamente cuando la razón entra en contacto con el cuerpo y con lo sensible, se deja llevar por los sentidos, con la vida, es cuando entonces pierde la posibilidad de alcanzar la verdad.
Para Ortega, el conocimiento es siempre desde una vida, desde unas condiciones temporales, socioculturales e históricas concretas, es decir, desde un punto de vista. La circunstancia de cada sujeto determina la parte de ralidad a la que tiene acceso. Por tanto ningún sujeto ni ninguna época histórica podrán alcanzar conocimiento verdadero, absoluto y definitivo. Si embargo la parte de la verdad alcanzada es, precisamente eso, una parte de la verdad.

El ser humano (antropología). Descartes defiende un dualismo antropológico. Propone que lo único indudable de la existencia es el yo pienso, una sustancia que se defina como pensamiento. Lo corporal es una sustancia extensa, separada del yo, distinta.
Para Ortega lo que define al ser humano es su vivir. La vida no es una cosa o sustancia que se pueda definir como pensamiento o como cualquier otra cosa. El hombre no tiene naturaleza, tiene historia. Es un ser que se está haciendo incesantemente a sí mismo, decidiendo desde el marco de libertad que le ofrece su circunstancia. La definición de cualquier aspecto humano que olvide que nace de lo vital es una abstracción.

RELACIÓN CON EL VITALISMO Y RELATIVISMO DE NIETZSCHE.

La realidad (ontología). Según Nietzsche no hay mas realidad que la vida. Los conceptos con los que la filosofía ha descrito al mundo, como ser, idea, sustancia, causa,,, son vacíos, no recogen nada de lo real, que se caracteriza por ser, devenir, cambio, movimiento… La realidad para cada hombre  es su vida, por lo que esta realidad es perspectiva, relativa e irracional.
Ortega acepta el perspectivismo de Nietzsche despojándolo de su relativismo e irracionalidad. La perspectiva es el principio organizador de la realidad, por lo que esta ofrece a cada sujeto una vertiente o parte de sí misma.

El conocimiento (epistemología). Nietzsche defiende que la razón nos engaña porque nos presenta un mundo estático, inexistente. Cualquier intento por superar lo concreto y particular a través de la conceptualización  supone una aniquilación de la realidad (irracionalismo). Los sentidos nos muestran el mundo real que es el devenir. Ellos son el único instrumento de conocimiento válido. Por tanto el conocimiento es relativo a cada sujeto (relativismo)

Para Ortega frente a este irracionalismo y relativismo, hay un perspectivismo. Cada sujeto conoce desde su punto de vista, desde una razón inscrita en su circunstancia (razón vital). Sin embargo esa circunstancia no le imposibilita acceder a la verdad. Lo que conoce es verdadero, aunque no toda la verdad. Por tanto la realidad completa nunca será conocida porque presenta tantas perspectivas como seres humanos.

El ser humano (antropología).  Para Nietzsche la vida humana es esencialmente inconsciencia e instinto. El ser humano debe tener la valentís suficiente para ejecutar sus instintos. Los únicos valores que debe alimentar son los vitales (vitalismo). El hombre definido como un ser que busca valores absolutos (la verdad, el bien, la belleza) es solo una ilusión del racionalismo o del cristianismo, que niegan los rasgos propios de la vida y que condenan al ser humano a que viva de un modo antivital. La filosofía occidental ha definido al hombre por lo que no es: intelecto, razón, pureza, quietud, contemplación de lo trascendente…
Ortega critica este vitalismo: el ser humano no puede prescindir de la cultura; de querer conocer la verdad, actuar bien y contemplar lo bello. Ortega define al hombre como un “devorador de verdades”: se alimenta de verdades porque necesita saber a qué atenerse. Sin verdad no hay hombre, pero esa verdad solo es accesible y útil desde y para un ser humano que es razón vital (raciovitalismo).

TEXTOS DE FILOSOFIA PAU ANDALUCIAAA.VV. EDICIONES DEL LABERINTO, S.L.

sábado, 13 de abril de 2013

ORTEGA Y GASSET. EL TEMA DE NUESTRO TIEMPO


Cap. X. La doctrina del punto de vista
[Vida y cultura]
Contraponer la cultura a la vida y reclamar para esta la plenitud de sus derechos frente a aquella no es hacer profesión de fe anticultural. Si se interpreta así lo dicho anteriormente, se practica una perfecta tergiversación. Quedan intactos los valores de cultura; únicamente se niega su exclusivismo. Durante siglos se viene hablando exclusivamente de la necesidad que la vida tiene de la cultura. Sin desvirtuar lo más mínimo esta necesidad, se sostiene aquí que la cultura no necesita menos de la vida. Ambos poderes –el inmanente de lo biológico y el trascendente de la cultura– quedan de esta suerte cara a cara, con iguales títulos, sin supeditación del uno al otro. Este trato leal de ambos permite plantear de una manera clara el problema de sus relaciones y preparar una síntesis más franca y sólida. Por consiguiente, lo dicho hasta aquí es solo preparación para esa síntesis en que culturalismo y vitalismo, al fundirse, desaparecen.
Recuérdese el comienzo de este estudio. La tradición moderna nos ofrece dos maneras opuestas de hacer frente a la antinomia entre vida y cultura. Una de ellas, el racionalismo, para salvar la cultura niega todo sentido a la vida. La otra, el relativismo, ensaya la operación inversa: desvanece el valor objetivo de la cultura para dejar paso a la vida. Ambas soluciones, que a las generaciones anteriores parecían suficiente, no encuentran eco en nuestra sensibilidad. Una y otra viven a costa de cegueras complementarias. Como nuestro tiempo no padece esas obnubilaciones, como se ve con toda claridad el sentido de ambas potencias litigantes, ni se aviene a aceptar que la verdad, que la justicia, que la belleza no existen, ni a olvidarse de que para existir necesitan el soporte de la vitalidad.  Aclaremos este punto concretándonos a la porción mejor definible de la cultura: el conocimiento.
[El problema del conocimiento: racionalismo o relativismo]
El conocimiento es la adquisición de verdades, y en las verdades se nos manifiesta el universo trascendente (transubjetivo) de la realidad. Las verdades son eternas, únicas e invariables. ¿Cómo es posible su insaculación dentro del sujeto?  La respuesta del racionalismo es taxativa: solo es posible el conocimiento si la realidad puede penetrar en él sin la menor deformación. El sujeto tiene, pues, que ser un medio transparente, sin peculiaridad o color alguno, ayer igual a hoy y a mañana –por tanto, ultravital y extrahistórico–. Vida es peculiaridad, desarrollo; en una palabra: historia.
La respuesta del relativismo no es menos taxativa. El conocimiento es imposible; no hay una realidad transcendente, porque todo sujeto real es un recinto peculiarmente modelado. Al entrar en él, la realidad se deformaría y esta deformación individual sería lo que cada ser tomase por la pretendida realidad.
Es interesante advertir cómo en estos últimos tiempos, sin común acuerdo ni premeditación, psicología, «biología» y teoría del conocimiento, al revisar los hechos de que ambas actitudes partían, han tenido que rectificarlos, coincidiendo en una nueva manera de plantear la cuestión.
El sujeto, ni es un medio transparente, un «yo puro» idéntico e invariable, ni su recepción de la realidad produce en estas deformaciones. Los hechos imponen una tercera opinión, síntesis ejemplar de ambas. Cuando se interpone un cedazo o retícula en una corriente, deja pasar unas cosas y detiene otras; se dirá que las selecciona, pero no que las deforma. Esta es la función del sujeto, del ser viviente ante la realidad cósmica que le circunda. Ni se deja traspasar sin más ni más por ella, como acontecería al imaginario ente racional creado por las definiciones racionalistas, ni finge él una realidad ilusoria. Su función es claramente selectiva. De la infinidad de los elementos que integran la realidad, el individuo, aparato receptor, deja pasar un cierto número de ellos, cuya forma y contenido coinciden con las mallas de su retícula sensible. Las demás cosas –fenómenos, hechos, verdades– quedan fuera, ignoradas, no percibidas.
Un ejemplo elemental y puramente fisiológico se encuentra en la visión y la audición. El aparato ocular y el auditivo de la especie humana reciben ondas vibratorias desde cierta velocidad mínima hasta cierta velocidad máxima. Los colores y sonidos que quedan más allá o más acá de ambos límites le son desconocidos. Por tanto, su estructura vital influye en la recepción de la realidad; pero esto no quiere decir que su influencia o intervención traiga consigo una deformación. Todo un amplio repertorio de colores y sonidos reales, perfectamente reales, llega a su interior y sabe de ellos.
Como con los colores y sonidos acontece con las verdades. La estructura psíquica de cada individuo viene a ser un órgano perceptor, dotado de una forma determinada que permite la comprensión de ciertas verdades y está condenado a inexorable ceguera para otras. Asimismo, cada pueblo y cada época tienen su alma típica, es decir, una retícula con mallas de amplitud y perfil definidos que le prestan rigurosa afinidad con ciertas verdades e incorregible ineptitud para llegar a ciertas otras. Esto significa que todas las épocas y todos los pueblos han gozado su congrua porción de verdad, y no tiene sentido que pueblo ni época algunos pretendan oponerse a los demás, como si a ellos solos les hubiese cabido en el reparto la verdad entera. Todos tienen su puesto determinado en la serie histórica; ninguno puede aspirar a salirse de ella, porque esto equivaldría a convertirse en un ente abstracto, con íntegra renuncia a la existencia.
[La perspectiva como modo de organización de la realidad]
Desde distintos puntos de vista, dos hombres miran el mismo paisaje. Sin embargo, no ven lo mismo. La distinta situación hace que el paisaje se organice ante ambos de distinta manera. Lo que para uno ocupa el primer término y acusa con vigor todos sus detalles, para el otro se halla en el último y queda oscuro y borroso. Además, como las cosas puestas una detrás de otra se ocultan en todo o en parte, cada uno de ellos percibirá porciones del paisaje que al otro no llegan. ¿Tendría sentido que cada cual declarase falso el paisaje ajeno? Evidentemente, no; tan real es uno como el otro. Pero tampoco tendría sentido que puestos de acuerdo, en vista de no coincidir sus paisajes, los juzgasen ilusorios. Esto supondría que hay un tercer paisaje auténtico, el cual no se halla sometido a las mismas condiciones que los otros dos. Ahora bien, ese paisaje arquetipo no existe ni puede existir. La realidad cósmica es tal, que solo puede ser vista bajo una determinada perspectiva. La perspectiva es uno de los componentes de la realidad. Lejos de ser su deformación, es su organización. Una realidad que vista desde cualquier punto resultase siempre idéntica es un concepto absurdo.
Lo que acontece con la visión corpórea se completa igualmente en todo lo demás. Todo conocimiento lo es desde un punto de vista determinado. La species aeternitatis de Spinoza, el punto de vista ubicuo, absoluto, no existe propiamente: es un punto de vista ficticio y abstracto. No dudamos de su utilidad instrumental para ciertos menesteres del conocimiento; pero es preciso no olvidar que desde él no se ve lo real. El punto de vista abstracto solo proporciona abstracciones.
Esta manera de pensar lleva a una reforma radical de la filosofía y, lo que importa más, de nuestra sensación cósmica.
[Ni racionalismo ni relativismo]
La individualidad de cada sujeto real era el indominable estorbo que la tradición intelectual de los últimos tiempos encontraba para que el conocimiento pudiese justificar su pretensión de conseguir la verdad. Dos sujetos diferentes –se pensaba– llegarán a verdades divergentes. Ahora vemos que la divergencia entre los mundos de dos sujetos no implica la falsedad de uno de ellos. Al contrario, precisamente porque lo que cada cual ve es una realidad y no una ficción, tiene que ser su aspecto distinto del que otro percibe. Esa divergencia no es contradicción, sino complemento. Si el Universo hubiese presentado una faz idéntica a los ojos de un griego socrático que a los de un yanqui, deberíamos pensar que el Universo no tiene verdadera realidad, independiente de los sujetos. Porque esa coincidencia de aspecto ante dos hombres colocados en puntos tan diversos como son la Atenas del siglo V y la Nueva York del XX indicaría que no se trataba de una realidad externa a ellos, sino de una imaginación que por azar se producía idénticamente en dos sujetos.
Cada vida es un punto de vista sobre el Universo. En rigor, lo que ella ve no lo puede ver otra. Cada individuo –persona, pueblo, época– es un órgano insustituible para la conquista de la verdad. He aquí cómo esta, que por sí misma es ajena a las variaciones históricas, adquiere una dimensión vital. Sin el desarrollo, el cambio perpetuo y la inagotable aventura que constituyen la vida, el Universo, la omnímoda verdad, quedaría ignorada.
El error inveterado consistía en suponer que la realidad tenía por sí misma, e independientemente del punto de vista que sobre ella se tomara, una fisonomía propia. Pensando así, claro está, toda visión de ella desde un punto determinado no coincidiría con ese su aspecto absoluto, y, por tanto, sería falsa. Pero es el caso que la realidad, como un paisaje, tiene infinitas perspectivas, todas ellas igualmente verídicas y auténticas. La sola perspectiva falsa es esa que pretende ser la única. Dicho de otra manera: lo falso es la utopía, la verdad no localizada, vista desde «lugar ninguno». El utopista –y esto ha sido en esencia el racionalismo– es el que más yerra, porque es el hombre que no se conserva fiel a su punto de vista, que deserta de su puesto.
Hasta ahora, la filosofía ha sido siempre utópica. Por eso pretendía cada sistema valer para todos los tiempos y para todos los hombres. Exenta de la dimensión vital, histórica, perspectivista, hacía una y otra vez vanamente su gesto definitivo. La doctrina del punto de vista exige, en cambio, que dentro del sistema vaya articulada la perspectiva vital de que ha emanado, permitiendo así su articulación con otros sistemas futuros exóticos. la razón pura tiene que ser sustituida por una razón vital, donde aquella se localice y adquiera movilidad y fuerza de transformación.
Cuando hoy miramos la filosofía del pasado, incluyendo la del último siglo, notamos en ella ciertos rasgos de primitivismo. Empleo esta palabra en el estricto sentido que tiene cuando es referida a los pintores del quattrocento. ¿Por qué llamamos a estos «primitivos»? ¿En qué consiste su primitivismo? En su ingenuidad, en su candor –se dice–. Pero ¿cuál es la razón del candor y de la ingenuidad, cuál su esencia? Sin duda, es el olvido de sí mismo. El pintor primitivo pinta el mundo desde su punto de vista –bajo el imperio de ideas, valoraciones, sentimientos que le son privados–; pero cree que lo pinta según él es. Por lo mismo, olvida introducir en su obra su propia personalidad; nos ofrece aquella como si se hubiera fabricado a sí misma, sin intervención de un sujeto determinado, fijo en un lugar del espacio y en un instante del tiempo. Nosotros, naturalmente, vemos en su cuadro el reflejo de su individualidad, y vemos, a la par, que él no la veía, que se ignoraba a sí mismo y se creía una pupila anónima abierta sobre el Universo. Esta ignorancia de sí mismo es la fuente encantadora de la ingenuidad.
Mas la complacencia que el candor nos proporciona incluye y supone la desestima del candoroso. Se trata de un benévolo menosprecio. Gozamos del pintor primitivo, como gozamos del alma infantil, precisamente porque nos sentimos superiores a ellos.
Nuestra visión del mundo es mucho más amplia, más compleja, más llena de reservas, encrucijadas, escotillones. Al movernos en nuestro ámbito vital sentimos este como algo ilimitado, indomable, peligroso y difícil. En cambio, al asomarnos al universo del niño o del pintor primitivo vemos que es un pequeño círculo, perfectamente concluso y dominable, con un repertorio reducido de objetos y peripecias. La vida imaginaria que llevamos durante el rato de esa contemplación nos parece un juego fácil que momentáneamente nos liberta de nuestra grave y problemática existencia. La gracia del candor es, pues, la delectación del fuerte en la flaqueza del débil.
El atractivo que sobre nosotros tienen las filosofías pretéritas es del mismo tipo. Su claro y sencillo esquematismo, su ingenua ilusión de haber descubierto toda la verdad, la seguridad con que se asientan en fórmulas que suponen inconmovibles nos dan la impresión de un orbe con el uso, definido y definitivo, donde ya no hay problemas, donde todo está ya resuelto. Nada más grato que pasear unas horas por mundos tan claros y tan mansos. Pero cuando tornamos a nosotros mismos y volvemos a sentir el Universo con nuestra propia sensibilidad, vemos que el mundo definido por esas filosofías no era en verdad el mundo, sino el horizonte de sus autores. Lo que ellos interpretaban como límite del Universo, tras el cual no había nada más, era solo la línea curva con que su perspectiva cerraba su paisaje. Toda la filosofía que quiera curarse de ese inveterado primitivismo, de esta pertinaz utopía, necesita corregir ese error, evitando que lo que es blando y dilatable horizonte se anquilose en mundo.
Ahora bien: la reducción o conversión del mundo a horizonte no resta lo más mínimo de realidad a aquel; simplemente lo refiere al sujeto viviente, cuyo mundo es, lo dota de una dimensión vital, lo localiza en la corriente de la vida, que va de pueblo en pueblo, de generación en generación, de individuo en individuo, apoderándose de la realidad universal.
De esta manera, la peculiaridad de cada ser, su diferencia universal, lejos de estorbarle para captar la verdad, es precisamente el órgano por el cual puede ver la porción de realidad que le corresponde. De este modo, aparece cada individuo, cada generación, cada época como un aparato de conocimiento insustituible. La verdad integral solo se obtiene articulando lo que el prójimo ve con lo que yo veo, y así sucesivamente. Cada individuo es un punto de vista esencial. Yuxtaponiendo las visiones parciales de todos se lograría tejer la verdad omnímoda y absoluta. Ahora bien: esta suma de las perspectivas individuales, este conocimiento de lo que todos y cada uno han visto y saben, esta omnisciencia, esta verdadera «razón absoluta» es el sublime oficio que atribuimos a Dios. Dios es también un punto de vista; pero no porque posea un mirador fuera del área humana que le haga ver directamente la realidad universal, como si fuera un viejo racionalista. Dios no es racionalista. Su punto de vista es el de cada uno de nosotros; nuestra verdad parcial es también verdad para dios. ¡De tal modo es verídica nuestra perspectiva y auténtica nuestra realidad! Solo que Dios, como dice el catecismo, está en todas partes y por eso goza de todos los puntos de vista y en su ilimitada vitalidad recoge y armoniza todos nuestros horizontes. Dios es el símbolo del torrente vital, a través de cuyas infinitas retículas va pasando poco a poco el Universo, que queda así impregnado de vida, consagrado, es decir, visto, amado, odiado, sufrido y gozado.
Sostenía Malebranche que si nosotros conocemos alguna verdad es porque vemos las cosas en Dios, desde el punto de vista de Dios. Más verosímil me parece lo inverso: que Dios ve las cosas a través de los hombres, que los hombres son los órganos visuales de la divinidad.
Por eso conviene no defraudar la sublime necesidad de que nosotros tiene e hincándonos bien en el lugar que nos hallamos, con una profunda fidelidad a nuestro organismo, a lo que vitalmente somos, abrir bien los ojos sobre el contorno y aceptar la faena que nos propone el destino: el tema de nuestro tiempo.

lunes, 8 de abril de 2013

FRIEDRICH NIETZCHE


NIHILISMO Y SUS FORMAS
El nihilismo es la aniquilación de todos los valores de la cultura occidental que se han criticado por ser decadentes:
·        Negación de los valores morales judeo-cristianos.
·        Negación del más allá
·        Afirmación de la muerte de Dios. No hay lugar para Dios en nuestra cultura. Los hombres lo hemos matado (antropocentrismo renacentista, racionalismo, positivismo científico)
·        Liberación del hombre sin Dios= ahora puede crear su propio destino.
El nihilismo es el paso necesario para el nuevo orden de cosas. Debe llegar para que el hombre actual se quede sin valores y pueda implantarse la voluntad de poder (y aparezca el superhombre).
El nihilismo necesita profetas que proclamen a todo occidente esta destrucción: el filósofo debe ser la “mala conciencia” que provoque y destruya, es el primogénito del futuro.
Se presenta en tres grandes momentos:
El momento de la DUDA: desorientación al haber perdido los valores.
El momento de la REFLEXIÓN: distanciamiento de la tradición.
El momento de los NUEVOS VALORES: implantación de la voluntad de poder ( será cuando el nihilismo deba autonegarse y desaparecer)
Este proceso de transformación del espíritu pasa por tres fases:
1.    “Camello”, símbolo del hombre que soporta a Dios y a la moral tradicional.
2.    “león”, símbolo del que destruye estos valores.
3.    “niño”, símbolo del hombre capaz de crear nuevos valores.

VOLUNTAD DE PODER
El hombre no se encuentra en la vida por voluntad propia, pero tiene que definirse ante la vida mediante un acto de su voluntad; debe optar por afirmar o negar la vida.
Afirmarla supone aceptarla con todas sus limitaciones, dolores, sufrimientos y con todo su instinto de poder, de fuerza, de dominio.
Negarla es vivir una vida decadente, mediocre, de muerte, propia de “almas de topo”.

El valor de la vida depende del contenido que se le dé.
Nietzsche se decide por la vida ascendente: el sumo valor de la vida no consiste en la felicidad, ni en la virtud, sino en la voluntad de poder. A ella se subordinan los demás valores. (“¿Qué es lo bueno? Todo lo que eleva el sentimiento de poder”)
Los grandes hombres siempre han optado por la voluntad de poder, hacia ella apunta el superhombre en su máxima expresión.
La voluntad de poder es:
ü     Ruptura con el racionalismo y con los valores morales.
ü     Perder el resentimiento y el miedo a vivir intensamente.
ü     Luchas por la existencia y la supervivencia
ü     Renunciar a ideas claras y evidentes
ü     Acumular fuerzas e instintos naturales
ü     Vivir lo dionisiaco que hay en el hombre
ü     Recuperar la alegría de vivir con entusiasmo
ü     Incorporarse a la pujanza de los seres naturales vivos.
“Donde vi un ser vivo, allí encontré voluntad de poder” “Los débiles y fracasados deben perecer” por negar los valores de la vida. La compasión, la misericordia hacia los débiles, no es amar al hombre.

SUPERHOMBRE
Hay que distinguir dos tipos de hombres:
1.    Los de alma señorial, tiene sentimiento de plenitud, euforia, alto potencial de vida desbordante, conciencia íntima de riqueza.
2.    Los de alma servil, débiles, pusilánimes, cobardes, egoístas, angustiados, mentirosos, resentidos.
Al cambiar los valores morales
·        es malo: todo lo que procede de la debilidad y el resentimiento (resignación, conformismo, paz, virtud, humildad, caridad)
·        es bueno: todo lo que afirma la voluntad de poder (arrogancia, destreza, orgullo, guerra, dureza, enemistad)
El nihilismo permite la transmutación de valores y la recuperación de los instintos vitales del hombre necesarios para la aparición del superhombre (que es el sentido de la tierra)
En el ideal del superhombre consiste la esencia de la vida.
El hombre actual es solo una cuerda tendida entre la bestia y el superhombre; es un puente, no una meta en la evolución natural. Debe dejar paso al hombre superior, autosuficiente para vivir libre.
El superhombre se define como ser, querer ser, sentir que se es con la íntima plenitud de dominio sobre sí y sobre los demás.
Posee espíritu claro y la mayor cantidad de impulsos y apetitos, es perspicaz y creativo. Domina y controla sus impulsos. Se impone sus propias tablas de valores, sus normas.
Está más allá del bien y del mal; desprecia el halago y la compasión.
No cree en la igualdad de todos los hombres, sino en la jerarquía.
Sus virtudes son:
·        Fuerza física
·        Nobleza de sangre
·        Voluntad
·        Independencia
·        Sabiduría
El superhombre es el ideal sublimado de una humanidad que niega la trascendencia.

lunes, 15 de octubre de 2012

ROSA REGÀS, LA HORA DE LA VERDAD



Un total de cinco alumnos de 1BAC pudieron seguir en directo la conferencia que el pasado jueves 11 de octubre pronunció Rosa Regàs en los “Encuentros de ciencia y pensamiento”, organizados por la Diputación de Málaga.

Según relatan los jóvenes asistentes, IPERFRA, MMVIGAR, AGUIHER, JCRORUI y VSPAQUI, se alcanzaron todos los objetivos propuestos, no solo académicos, sino también otros de orden social y humano, dado el foro y el contenido del tema. Entre un auditorio de perfil muy distinto al de estudiantes de bachillerato, tuvieron ocasión de vivir nuevas experiencias y tomar contacto personal con esta figura de las letras hispanas tan insigne como entrañable.
Al término de la charla, de la que adjuntamos un extracto de la magnífica reseña elaborada por AGUIHER, la escritora y licenciada en Filosofía tuvo la amabilidad de departir unos momentos con nuestros alumnos e incluso dejarles un recuerdo autógrafo.

1.      La conferencia de Rosa Regàs: “La Hora de la Verdad”.
Tema: La vejez y el paso del tiempo.
Ideas fundamentales:
  • El paso del tiempo es un misterio irreversible.
  • Las preocupaciones principales de cualquier persona: dinero y vejez.
  • Cierto día nos damos cuenta de que somos mayores.
  • La sociedad margina en todos los ámbitos a los mayores. Todo está hecho para la juventud.
  • El cerebro no tiene edad. No existe la edad mental.
  • Actualmente, el trabajo se destina a la juventud. Los mayores son reemplazados por cuestiones inexplicables, aún teniendo mayor experiencia.
  • La mayoría de las personas en la tercera edad se encuentran en soledad.
  • Pocas personas son capaces de aceptar su vejez e intentan a través de operaciones estéticas “recuperar” su juventud.
  • Los mayores pretender ser el centro de atención en una familia, cuando realmente, ese centro está en los más pequeños, causando un importante malestar familiar.
  • La capacidad de disfrutar de una persona de avanzada edad permanece intacta.
Sus respuestas ante los problemas de la vejez:

  • Ante la actitud obsesiva de la juventud: saber aceptar, paliar e intentar cambiar. “La vida mira siempre hacia delante”.
  • Nunca mendigar cariño.
  • Buscar siempre sentido a la vida, sobre todo en estas etapas.
  • Conciencia: “No volveré a ser joven”.
  • No vivir constantemente en el pasado: “En mis tiempos…”
  • Nuestro tiempo es siempre el presente.
  • Los mayores son tan necesarios como los jóvenes.
  • Comprensión hacia los hijos. Ser gente “de este tiempo”.
  • Capacidad de ser amigos, una relación fluida ante el importante problema de la soledad.
¿Qué es lo realmente principal?
  • Ser autónomo: dar sentido a una vida llena.
  • Mantener la mente despierta.
  • Sentido de la curiosidad, apetencias e ilusiones.
  • Descubrimiento y desarrollo de las vocaciones ocultas.
  • Conciencia de la vejez y aceptación y tranquilidad ante la muerte.
  • “En la vejez se tiene la capacidad de realizar actividades que en la juventud resultaban imposibles por falta de tiempo”
“La vejez mental no existe. Las neuronas son menos, pero se dividen y crean conexiones inmensas, unas redes que llegan a equivaler a la capacidad de una persona de 20 años”

Rosa Regàs se define como una persona abierta al mundo. Mira a la vejez de frente, sin miedo y a los ojos, con valentía e ilusión por el presente. No rehúye a la cercanía de la muerte, incita a dar alas a nuestras vocaciones ocultas, las que muchas personas han mantenido escondidas durante tantos años y ahora, tras una vida completa, liberadas y redescubiertas, pueden por fin florecer.
“Si buscas una mano que te ayude la encontrarás al final de tu brazo”

miércoles, 10 de octubre de 2012

ENCUENTROS DE CIENCIA Y PENSAMIENTO

Rosa Regàs. 11 octubre. 20:30.  Pza. Marina,4.
No es la primera vez que el desarrollo de un tema en filosofía permite abordar que el conocimiento actual pasa por la combinación de ciencias y letras, de experiencia y razón.
El debate, que comienza planteando con cierta ironía el tópico de las capacidades intelectuales de los alumnos de Bachillerato de una y otra rama, termina reconociendo que hoy un filósofo no puede ser ajeno a los avances tecnológicos o la ingeniería genética, so pena de morir de inanición; ni un científico puede ignorar la trascendencia moral o las repercusiones sociales de su investigación, so pena de dar palos de ciego.
En este sentido proponemos un ejercicio que viene a refrescar la relativa sequía de actividades complementarias que padece nuestra asignatura.  Se trata de un ciclo de conferencias que bajo el título “ENCUENTROS DE CIENCIA Y PENSAMIENTO” organiza la Delegación de Cultura de la Diputación de Málaga.
Cinco destacadas figuras del mundo de la Filosofía, de la Biología, o de la Información durante los meses de octubre y noviembre compartirán generosamente el resultado de sus investigaciones en la sede de la Plaza de la Marina,4.
Todo un lujo a nuestro alcance con el calendario siguiente:
Jueves 11 Oct  20:30. Rosa Regàs.  La hora de la verdad.
Jueves 25 Oct  19:00. José Antonio Marina.  Energía Creadora: Cómo construir.
Jueves 8 Nov    20:30. Juan Manuel Romero Martín.  Adicciones digitales.
Jueves 22 Nov  20:30. José M. Bermúdez de Castro.  La evolución del talento.
Jueves 29 Nov  20:30. Gema Hassen-Bey.  Touché – Espíritu de superación.
Espero que consideréis la posibilidad de asistir, tomar notas y contacto directo con estas personalidades de primera línea de la vanguardia intelectual española.
El horario es algo incómodo, pero ya sois mayores y estoy seguro que vuestros padres entenderán que esos días regreséis a casa a las 22:30… más o menos.
Ni que decir tiene que aunque la actividad es voluntaria y gratuita, sería muy beneficiosa para el expediente del alumnado que presente los apuntes de haber asistido.
La primera conferencia será pronunciada por la famosa escritora Rosa Regàs. Titulada “La hora de la verdad”, la autora mantiene que la vejez mental no existe. Asumir que se ha llegado a la tercera edad no quiere decir asumir los tópicos. Esta etapa es un regalo de la vida.

miércoles, 30 de mayo de 2012

PODER POLÍTICO Y CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA

Guión orientativo para el estudio del tema 14 de Filosofía de 1BAC.

  1. EL SER HUMANO COMO ANIMAL POLÍTICO
Ø      ¿Qué entiende Aristóteles con la expresión “el ser humano como animal político”?
Ø      ¿Qué aporta la cultura romana al pensamiento de Aristóteles sobre la vida política?
Ø      Dimensiones del poder político en Platón, Aristóteles y Cicerón.
Ø       Explica cómo se da el paso de súbditos a ciudadanos
Ø      ¿Cómo han evolucionado las dimensiones de la ciudadanía?
Ø      Enumera las filosofías de la ciudadanía

  1. LA LEGITIMIDAD DEL PODER POLÍTICO
    Ø      Define los conceptos de legitimidad y legitimación
Ø      Formas de legitimación política según Max Weber
Ø      Articulación de nuestro régimen político y explicación de la expresión “sistema constitucional”
Ø      ¿A quién corresponden en España las decisiones sobre defensa nacional

  1. LA LEGITIMACIÓN POLÍTICA EN EL CONTRACTUALISMO
Ø      Define Contractualismo
Ø      ¿Qué se consigue con la figura del Contrato

  1. DEL ESTADO DE DERECHO AL ESTADO DE BIENESTAR
Ø      Define “Estado de Derecho”
Ø      Características del estado liberal de derecho
Ø      Explica el paso del estado liberal al estado social y al estado de bienestar

  1. TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA DEMOCRACIA
Ø      ¿Qué es la democracia, además de una forma de organización política?
Ø      Transformaciones que se han producido en el concepto de Democracia
Ø      Explica los siguientes conceptos:

a)     Democracia clásica
b)     Democracia legal
c)      Democracia participativa
d)     Democracia mediática
e)     Ciudadanía global
f)        Globalidad
g)     Globalismo
h)     Globalización